OpenAI enfrentará una nueva demanda relacionada con ChatGPT y su inteligencia artificial. Dos escritores estadounidenses, Paul Tremblay y Mona Wad, han acusado a la compañía de violar la ley de derechos de autor al utilizar sus novelas para entrenar los modelos GPT que impulsan sus aplicaciones de IA.
La demanda colectiva fue presentada en un Tribunal Federal del Norte de California y alega que OpenAI «ingirió» ilegalmente el contenido de los libros y tiene pruebas para demostrarlo.
Según los demandantes, OpenAI utilizó las novelas de Tremblay y Wad, como «The Cabin at the End of the World» y «13 Ways of Looking at a Fat Girl,» para entrenar el GPT-4 y otros modelos de lenguaje extenso (LLM). La demanda afirma que gran parte del material del conjunto de datos utilizado proviene de obras protegidas por derechos de autor, incluyendo los libros de Tremblay y Wad.
Los abogados de los escritores citan ejemplos como el uso de una colección de 7,000 libros inéditos de BookCorpus para entrenar el GPT-1. Según la demanda, este conjunto de datos contiene libros provenientes de Smashwords.com, algunos de los cuales están protegidos por derechos de autor y fueron utilizados sin consentimiento, crédito o compensación para los autores.
La demanda colectiva desafía los límites legales en el espacio de las IA generativas y busca compensación por daños y pe
Los demandantes buscan una compensación por daños y perjuicios en nombre de todas las personas en Estados Unidos que tengan una obra protegida bajo la legislación actual. Para respaldar sus acusaciones, presentaron ejemplos de resúmenes generados por ChatGPT que consideran «muy precisos» y que demuestran el uso de sus obras para entrenar los modelos.
Sin embargo, aunque las acusaciones resultaran ciertas, sería difícil probarlo en un juicio. Aunque OpenAI ha utilizado bibliotecas y conjuntos de datos para entrenar sus modelos, también se recopila información de internet. Los resúmenes generados podrían provenir de reseñas, discusiones o extractos disponibles en la web. Además, los demandantes deberán demostrar que sufrieron pérdidas económicas debido al uso de la IA de ChatGPT.
Esta demanda marca la primera vez que se presentan acusaciones de derechos de autor contra ChatGPT y podría explorar los límites de la legalidad en el espacio de las IA generativas. OpenAI también se enfrenta a otras demandas colectivas, incluyendo una acusación de recopilación ilegal de datos personales y una amenaza de demanda por difamación de parte de un alcalde australiano. La compañía dirigida por Sam Altman se encuentra en una situación legal complicada que requerirá una defensa sólida.
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