Amanece convulsionado el país con la noticia del cambio de ministros y la ruptura de la coalición de gobierno en el Congreso de la República.
En apenas ochos meses de inicio del gobierno que se ha autoproclamado como el ‘cambio’, la euforia del presidente del Senado de la República, Roy Barreras, al anunciar la conformación de las mayorías parlamentarias, hacían prever que las reformas que había prometido en campaña el Presidente Gustavo Petro, serían aprobadas sin mayor dificultad en su tránsito por el Congreso de la República, se ha transformado en preocupación ante la posición asumida por los principales partidos políticos aliados, Liberal, Conservador y La U, de no apoyar la reforma a la salud, ante la negativa del gobierno nacional de aceptar las modificaciones que han sugerido al proyecto de ley.
Se ha tornado complejo el escenario legislativo para el gobierno nacional al no tener las mayorías parlamentarias para sacar adelante sus anunciadas reformas, entre ellas, la reforma a la salud, la reforma laboral, la reforma pensional, reforma a la justicia, reforma a la Procuraduría General de la Nación y finalmente la reforma a la educación superior.
El pulso político apenas comienza y tanto el presidente Gustavo Petro y los partidos que integraban la coalición de gobierno, ya han mostrado sus garras y dientes. La estrategia del ejecutivo es lograr la mayoría parlamentaria tratando directamente con los congresistas, dejando por fuera a las direcciones de los partidos políticos disidentes. Conocedores de esta situación, los partidos políticos han advertido a sus congresistas que deben actuar como bancada y quienes se aparten de ella serán objeto de sanciones. De forma simultánea, y, a manera de presión, el presidente Gustavo Petro ha llamado al apoyo popular para sacar adelante sus reformas.
Esta crisis definirá el futuro de los partidos Liberal, Conservado y la U, en el entendido que, si ganan el pulso, y para ello necesitan que sus congresistas sean disciplinados, saldrán fortalecidos como partidos políticos; en cambio, si pierden el pulso, y sus congresistas pactan directamente con el gobierno la aprobación de las reformas, quedarán muy debilitados y comprometido su futuro.
El presidente Gustavo Petro debe entender que llegó al poder con una mayoría precaria, del 50,44% de los votos, frente al 47,03% de Rodolfo Hernández. Esa leve diferencia se ve reflejada en el Congreso de la República al no obtener su partido político la mayoría parlamentaria.
No tiene más opción el presidente Gustavo Petro que buscar consenso parlamentario para sacar adelante sus reformas propuestas en campaña y para ello sólo tiene dos alternativas. O trata con los partidos políticos o directamente con los congresistas. Ambos escenarios tienen un alto costo político.
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