Por estos días nos encontramos en el momento álgido de las campañas políticas en las cuales como siempre, parece que “todo vale” me refiero en especial al discurso empleado por alguno, que ha mi vista resulta populista y demagogo, con la bandera anti consumo de sustancias como el cannabis. De la Regulación al Populismo
Escuchando las diferentes propuestas y discursos de candidatos a la alcaldía de Bucaramanga, me he encontrado con uno ya bastante trillado como la del candidato que en su momento hizo llave política con Richard Aguilar y Didier Tavera en sus aspiraciones a la corporación del concejo de Bucaramanga, que en síntesis consiste en la persecución a los consumidores de cannabis que emergen en los que denomina “marihuanerodromos” (parques de Bucaramanga).
Es importante entonces resaltar, que existe un compendio normativo genérico que señala el consumo de sustancias en dichos lugares, como contrarios a la convivencia ciudadana. Es así que la ley 1801 de 2016. por la cual se expide el código nacional de policía y convivencia, establece en su artículo 25° lo siguiente: Quienes incurran en comportamientos contrarios a la convivencia serán objeto de medidas correctivas de conformidad con esta ley, sin perjuicio de las demás acciones que en derecho correspondan.
Así mismo, la norma relacionada describe, especifica el comportamiento y su respectiva sanción:
Artículo 33°. Los siguientes comportamientos afectan la tranquilidad y relaciones respetuosas de las personas y por lo tanto no deben efectuarse:
2. En espacio público, lugares abiertos al público, o que siendo privados trasciendan a lo público:
c) Consumir sustancias alcohólicas, psicoactivas o prohibidas, no autorizados para su consumo.
Numeral 2, literal c Multa General tipo 2′
Disolución de que involucre público
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Por ello hago hincapié, en lo que a mi vista parece una incoherencia en el entendimiento de la problemática social del consumo, versus el conocimiento y la aplicación constitucional y legal. Los movimientos cristianos han sido abanderados de la lucha por impedir lo que mal se ha llamado la legalización de la marihuana, muy seguramente en su creencia de equivalencias a lo que entienden por legalización, significando la puerta que permite sin excepcionalidad ni condición el consumo de cannabis. Y entonces cuestiono, y si hoy no es legal ¿Por qué entonces la problemática social alrededor del consumo? si es bandera de programa aspirante a gobierno local, entonces la problemática es tangible, pues como bien afirma el candidato, lo podemos observar en los “marihuanerodromos”.
De allí, que diferente a lo que se piensa de la legalización, tema satanizado por algunos sectores, sería importante poder regular normativamente el consumo de cannabis, con una ley específica y particular que incluya aspectos de relevancia singular de la comercialización, consumo, y de los sitios y lugares aptos para ello.
Pues como ya hemos visto, el código de policía trata el aspecto de no autorización y de aplicación correctiva, mas no el de adaptación.
Entonces surge la disyuntiva, por un lado, la no autorización acompañada de la correctividad, y por el otro; el libre desarrollo de la personalidad como derecho fundamental acompasado con la no penalización del consumo. Esta ecuación contiene un elemento tácito expresado en la máxima “Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios”.
Así las cosas, es primordial que se regule de fondo el consumo del cannabis (“legalización”), pues ello, encamina las acciones tanto de los administradores y mandatarios de turno, como las de la ciudadanía en general, y puede contribuir a que los escenarios dispuestos para la recreación, deporte y esparcimiento de nuestros niños, niñas y adolescentes y demás ciudadanos, cumplan con su función social libre de consumidores y humo, para que las personas puedan gozar de un ambiente sano y una convivencia social acorde a los principios fundamentales y constitucionales.
Recordemos entonces lo expresado por la corte en la sentencia C 221 de 1994
«Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico».
En lo que, si puedo concordar con el candidato sin lugar a dudas, es que en Bucaramanga falta autoridad y operacionalidad de las instituciones llámese tránsito, policía entre otras, pero que, a mi vera, no es persiguiendo al consumidor como se debe abordar la problemática.
Así mismo debe imperar el bien común sobre cualquier particular, y que por ejemplo en el área de movilidad, no debe permitirse que cualquier organización de carácter religioso u otro cierre calles y vías principales de la ciudad de manera sistemática, continuada y permanente con la venia de la administración, como en algún momento se hacía en la calle 43 a la altura de las carreras 14 y 15 de la ciudad bonita, contribuyendo al caos vehicular.
De la Regulación al Populismo / Enrique Franco Gracía
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