Sin duda alguna el 7 de agosto del 2022 fue un día histórico para el acontecer político del país, e independientemente con cuál ideología política se identifique usted, estimado lector, todos llegamos al acuerdo en común, que, en este día, se alteró el relato de lo público en Colombia. Y es que, ya sea porque usted haya decidido confiar en la ‘política del amor’ y ser representado por un gobierno que permanentemente prometió defender las banderas que acobijan a las minorías, grupos étnicos, organizaciones sociales, ancianos, niños y todo sector que históricamente ha sido vulnerado en nuestro país; o, ya sea porque usted le depositó el voto al ingeniero Rodolfo Hernández y sus ideales de cambio
transitorio; no hay manera de decir, que, este día no marcó un antes y un después para nuestro territorio colombiano. Una oportunidad Perdida
El ahora presidente Gustavo Petro, recibía un país con muchos problemas de índole social, política, económica, de polarización y de falta de esperanza para una gran parte del pueblo colombiano. Recibía entonces, un Estado con muchísimas falencias y que dejaba (en especial a los jóvenes) un sabor de
desesperanza, de incredulidad y de un movimiento antisistema que cada vez más, se afianzaba en la cotidianidad cafetera.
Recuerde usted, respetado, que medio país confió en el primer presidente abiertamente de ideología progresista en Colombia y que, además, recopilaba a más de 11 millones de personas que buscaban oportunidades, nuevos horizontes y una posibilidad de cambiar la forma en la que se venía representando la política en todo el territorio nacional. Sin embargo, me atrevo a afirmar que, hoy, jueves 25 de abril de 2024, en el que escribo estas letras, son mucho menos que aquellos 11 millones de colombianos que alguna vez encontraron en Petro, la sazón que le pondría el color al plato desabrido de la representación democrática antecesora en la Casa de Nariño. Y es que, una gran cantidad de aquellos connacionales, hoy, encuentran decepción, sensación de burla y un desencanto que no le conviene para lo que le depara al país.
Decepción. Ese es el término que más se escucha en los pasillos de la reflexión constante que ejecutan los electores de Petro. ¿Y cómo no? Si confiaron en procesos transparentes de contratación y libre competencia y, a cambio, reciben grandes escándalos de investigación por corrupción en altos cargos del Gobierno, como el caso de Olmedo López (ex director de la UNGRD) con los carrotanques de La Guajira; el excanciller Álvaro Leyva con la licitación de los pasaportes con la multinacional Thomas Greg and Sons; la gresca que se generó con los nexos de financiación de campaña que le otorgaron contratos al Clan Torres; o, el nuevo caso de la investigación que se articula en contra del actual gerente de Ecopetrol, Ricardo Roa, por irregularidades en la financiación de la campaña.
¿Y cómo no van a estar desencantados? Si confiaban en la retórica de la transparencia que
planteaba el presidente, pero se evidencian casos como la acusación de su hijo Nicolás Petro por enriquecimiento ilícito, lavado de activos y relacionamientos con presuntos narcotraficantes para financiar la campaña ‘Petro Presidente’. Es más que comprensible la sensación que se vive, si en épocas electorales se prometió tecnicismos en los cargos públicos, y a la hora de la verdad se nombra a Gustavo Bolívar como director del DPS (Departamento de Prosperidad Social), a Carlos Carrillo como director de la UNGRD (Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos y Desastres) y a Alexander López como director del DNP (Departamentos Nacional de Planeación), nombramientos que no corresponden a la promesa de campaña, pues ninguno cuenta con ningún tipo de preparación ni experiencia para ocupar dichos cargos.
La elección de Petro obedecía a una reacción tardía de los colombianos a las injusticias sociales, casos de corrupción, Estado burócrata, entre muchos otros determinantes que llevaron a que la nación saltara de un bando a otro, y aunque, en el Gobierno Petro, se siguen cometiendo estos actos descarados y deshonestos, se esperaba una idea de gobernar que propusiera diálogo con el sector opositor. Y aunque sí, se le abona al Presidente que entró a gobernar con un proyecto (Pacto Histórico) que intentaba ejecutar con contradictores, lastimosamente, no se supo concretar, y hoy, la esperada finalización de la polarización política (comprendida como una de las razones históricamente presentes de nuestra violencia) se ha acrecentado más, ante un Petro, que ahora, no tiene la capacidad de concertar, dialogar y pactar con sectores que se oponen, o que muestran diferencias con las formas de administración.
Esto, se pudo evidenciar en las anteriores protestas que ocurrieron el 21 de abril, en las que distintos sectores de la política y de la sociedad de a pie, expresaron un descontento y desacuerdo con el Gobierno Nacional con las políticas en las Reformas presentadas al Congreso y por los hechos escandalosamente abruptos que mencioné anteriormente. Petro, tomó una posición a la defensiva, que terminó desligitimando e incomprendiendo todo tipo de argumentación presentada en la movilización social. Esto, por supuesto, generó todo tipo de reacciones de sectores diversos que criticaron la posición asumida. Incluyendo también, a gran parte de la base política que lo apoyó a comicios de su mandato, como el de la periodista María Jimena Duzán, que a hoy, es crítica de su gobierno y se lo hizo saber en una carta pública dirigida hacia el Jefe de Estado.
Petro, comprendido como el primer presidente de izquierda en el país, está viendo cómo se le va de las manos el mismo, y su ego, al no reconocerlo, no lo deja actuar. El presidente al que se le dio la oportunidad de iniciar un rumbo de transición política que se inclinara hacia una posición que se desligara del conservadurismo en el que ha estado inmerso Colombia, está haciéndole la campaña más agresiva que se ha visto a la derecha de nuestro país. Y el temor aumenta. El temor de que Petro, sea aquel presidente que haya dejado escapar la grande. Pero temo, mi estimado lector, que de continuar así, el presidente Gustavo Petro será la prueba de que no aprovechar las oportunidades sale ‘caro’.
Una oportunidad Perdida
Por: Juan José Mayorga / Estudiante Comunicación Social / Universidad Pontificia Bolivariana.
#OpinoEnLitiApp Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de litiapp.com no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio digital, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal.