Rosita Rojas Castro: La pionera que abrió las puertas del derecho a las mujeres en Colombia

En la historia de Colombia, hay nombres que resuenan con especial fuerza por su impacto en la transformación social. Uno de ellos es el de Rosita Rojas Castro, la primera mujer en graduarse como abogada en el país y, posteriormente, en convertirse en jueza. Rosita Rojas Castro la primera abogada en Colombia

Su historia no solo es un testimonio de valentía y perseverancia, sino también un hito que marcó el inicio de la participación femenina en espacios tradicionalmente dominados por hombres, como las aulas universitarias y el sistema judicial.

Un contexto de exclusión

Hasta mediados del siglo XX, las mujeres en Colombia estaban confinadas a roles domésticos, centrados en la maternidad y el cuidado del hogar. La educación superior era un privilegio casi exclusivo de los hombres, y las universidades eran espacios donde las mujeres no tenían cabida. Sin embargo, en la década de 1930, este panorama comenzó a cambiar lentamente, y Rosita Rojas Castro fue una de las pioneras en desafiar estas normas.

1937: Un año histórico para el Externado de Colombia

En 1937, la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia vivió un momento histórico. Entre los pantalones que vestían todos los alumnos, apareció una falda: la de Rosita Rojas Castro. Su ingreso a la universidad no pasó desapercibido. Los primeros días de clase, Rosita asistió acompañada de su madre, quien la apoyó en su decisión de estudiar derecho en un entorno predominantemente masculino. El rector de la época, Ricardo Hinestrosa Daza, bromeaba preguntándose cuál de las dos se graduaría primero.

Rosita no solo desafió las expectativas sociales al ingresar a la universidad, sino que también se convirtió en un personaje popular en la Bogotá de aquel entonces. La prensa seguía de cerca sus pasos, documentando cada uno de sus logros académicos y profesionales. Su presencia en las aulas era un símbolo de cambio en una sociedad que comenzaba a cuestionar los roles de género.

Los primeros logros profesionales

Cinco años después de ingresar a la universidad, Rosita se graduó como abogada, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar este título en Colombia. Pero su camino no estuvo exento de obstáculos. Uno de los momentos más desafiantes de su carrera fue su nombramiento como jueza, un cargo que generó controversia en la época.

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El argumento en su contra era claro: si las mujeres no tenían derecho a votar (en ese entonces, no tenían cédula de ciudadanía), tampoco podían ser elegidas para cargos públicos. Sin embargo, tres de sus profesores del Externado defendieron su nombramiento, argumentando que no había ninguna ley que prohibiera a las mujeres ejercer como juezas. Gracias a su defensa, Rosita pudo asumir el cargo, marcando otro hito en la historia del país.

Los desafíos de ser pionera

La presencia de mujeres en las aulas universitarias no fue fácilmente aceptada. A finales de la década de 1940, un alumno recordaba cómo las pocas mujeres que asistían a clases de derecho tenían que salir del aula cuando el profesor de Medicina Legal abordaba temas considerados «inapropiados» para ellas. Este tipo de situaciones reflejaban las incomodidades y prejuicios que enfrentaban las mujeres en su camino hacia la profesionalización.

Un legado que perdura

Lamentablemente, Rosita Rojas Castro falleció joven, víctima de una encefalitis. Sin embargo, su legado perdura. Hoy, en el siglo XXI, las mujeres son mayoría en las facultades de derecho y en muchas otras carreras universitarias. Su valentía y determinación abrieron las puertas para que generaciones posteriores de mujeres pudieran acceder a la educación superior y desempeñarse en profesiones que antes les estaban vedadas.

Análisis LitiApp

La historia de Rosita Rojas Castro es un recordatorio de que los cambios sociales no ocurren de la noche a la mañana, sino que son el resultado de la lucha y el esfuerzo de personas que se atreven a desafiar las normas establecidas. Su vida y su carrera son un testimonio de cómo una mujer, con determinación y apoyo, puede transformar no solo su propio destino, sino también el de toda una sociedad.

En un mundo donde la igualdad de género sigue siendo un tema pendiente, la historia de Rosita nos inspira a seguir trabajando por un futuro en el que todas las personas, sin importar su género, tengan las mismas oportunidades de crecer, aprender y liderar.

Rosita Rojas Castro la primera abogada en Colombia

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