En los últimos tiempos se ha visto un incremento en el delito en Bucaramanga y el Área Metropolitana de Bucaramanga, LA CONSECUENCIA ES EL DELITO, EL HURTO, EL SICARIATO, EL TRÁFICO DE DROGAS, LAS CAUSAS SON VARIAS.
Pedí la Opinión de Expertos en el tema, en este caso del Dr. JULIO ACELAS, DIRECTOR DEL OBSERVATORIO CIUDADANO DE SANTANDER, en un escrito me hace llegar sus Opiniones al respecto de esta situación que se ha venido presentando con más fuerza desde hace unos 3 años en Bucaramanga y el Área, que ha venido aumentando y que de paso ha sido la causa del flagelo social que se ha venido presentando, EL HACINAMIENTO CARCELARIO EN ESTACIONES DE POLICÍA Y URIS de la ciudad.
Coincido con el Dr. Julio en que hay situaciones sociales que son causa cierta del incremento de la delincuencia. Una persona sin trabajo, con familia, con niños pequeños con hambre y muchas necesidades, es necesariamente CALDO DE CULTIVO PARA LA DELINCUENCIA, por lo menos algo malo se le puede venir a la cabeza al ver que al levantarse en la mañana no encuentra nada para el alimento suyo y de su familia y que el día anterior y los días anteriores no ha tenido trabajo, no ha tenido ingresos, eso es muy difícil y no se puede desconocer, sin embargo las Políticas que existen no son de PREVENCIÓN, ni mucho menos de ayuda a este tipo de situaciones, son simplemente de REPRESIÓN, de castigo al hecho cometido, que aunque tienen causas sociales ciertas, se convierten en un hecho punible, base de una condena penal.
Además de esta situación que es, repito, totalmente social, está el hecho cierto del NARCOTRÁFICO en todas sus formas, micro, tráfico, consumo, todo eso hace mucho daño, una persona drogada o expendedora de droga no está en contacto real con el mundo, una persona drogada puede robar, violar, matar y no sabe de donde es vecino, he escrito especiales que he llevado a los Colegios de la ciudad, los titulé DROGA Y DELITO, HERMANOS SIAMESES, es la forma como explico que la droga es un detonante cierto del delito, la gran mayoría de personas que están en las cárceles, estaciones o uris, SON DROGADICTAS.
Es mi aporte a la situación que vivimos en Bucaramanga y el Área Metropolitana de Bucaramanga, de ahí deberemos sacar las conclusiones y hacer los aportes necesarios para empezar a darle solución al gran problema social de LA INSEGURIDAD EN BUCARAMANGA.
A continuación las Opiniones del DR. JULIO ACELAS:
En los últimos años, en el AMB ( ÁREA METROPOLITANA DE BUCARAMANGA ), el 70% de los hurtos han sido atracos contra personas, siendo el flagelo que más amenaza al ciudadano de a pie y el de mayor riesgo de afectar la integridad personal y la vida misma. Hay un descontrol total de este delito; en 2022 los casos aumentaron en 174, respecto de 2021, y desde 2016, se presenta un escalamiento sin precedentes. Desde este año, la tasa se disparó (65%) de 574 a 902 casos por cada 100 mil habitantes.
¿Qué pasa entonces, a pesar de tantas iniciativas, desmantelamientos de bandas, operativos y capturas por parte de las autoridades?
- La ciudadanía perdió toda confianza en la policía y las alcaldías, tanto por el uso antitécnico que le dan a la información, como, por la no disminución del flagelo a pesar de tantos “positivos” que muestran diariamente. La no denuncia aumenta, hay mucho subregistro e impunidad y ello favorece a los delincuentes.2. Hay un contexto social de exclusión y desigualdad que estimula los robos y atracos. En los últimos años, hay un crecimiento de la desigualdad en la distribución de los ingresos (0.40% a 0.48%), una disminución de las clases medias (de 50% a 42%) y un incremento de los pobres (de 26% a 36%);1a pesar de la baja tasa de desempleo, la informalidad es la constante (51.5%).
- El miedo y el temor mandan en calles y barriadas, lo que se expresa en la altísima percepción negativa de seguridad. Según el El DANE, después de Cali (96.6%) y Cartagena (94.8%), el AMB es la tercera ciudad del país con mayor sensación de inseguridad negativa, el 87%.
- Las estrategias no han sido exitosas, por lo que urge el cambio a nuevos enfoques y prácticas. Las autoridades del AMB están en mora de ponerse a tono con la política nacional del nuevo gobierno, de la seguridad humana integral, basado en la prevención, la preponderancia del manejo civil del tema (en manos de la policía hace años) y la reorientación transparente del gasto que se concentra en un 68%2 en el fortalecimiento de los organismos de seguridad (equipos, vehículos, infraestructura, tecnologías, etc.,), estando ausentes las estrategias preventivas de la mano de especialistas y expertos, y de asociaciones efectivas con ONGs, grupos académicos, organizaciones sociales, empresas, el gobierno central, la cooperación, los colegios etc.
Desde 2017 Santander quebró la tendencia de bajos asesinatos violentos. Desde entonces las muertes violentas se han incrementado sustancialmente. Comparando los primeros semestres, a 2022, se observa un crecimiento de los homicidios en un 35%, según la Policía Nacional.
Ese incremento se focaliza básicamente en el área metropolitana de Bucaramanga, y algunos municipios del Magdalena medio como Puerto Wilches, Sabana de Torres, Barrancabermeja y Cimitarra. Según cifras de Medicina Legal, entre 2018 y 2021, las muertes violentas en el área metropolitana han aumentado escandalosamente un 47% (Bucaramanga 42%, Floridablanca 105%, Piedecuesta 55%).
Esa disparada del asesinato violento obedece, en parte, a un aumento desaforado del sicariato y del enfrentamiento entre bandas criminales organizadas. En los últimos años, se viene presentando una reorganización y consolidación del narcotráfico en el departamento de la mano del clan del Golfo, que ha entrado violentamente a Santander, desplazando a las autodefensas Gaitanistas, a grupos del ELN, a jíbaros grandes y dueños de ollas independientes, quienes controlaban el negocio.
El nuevo cartel en Santander, el clan del Golfo ha unificado el narcotráfico, el gran tráfico y el microtráfico. Como también lo ha señalado, la Defensoría del Pueblo, el área metropolitana se ha convertido en un estratégico de centro de acopio y de tráfico de drogas, y “buen vividero” de capos, desde donde se controla y se surte a ciudades de la costa atlántica, el nororiente colombiano y la jugosa ruta a Venezuela de cocaína y marihuana CRIPI que se exporta a las Antillas.
Las vendettas entre sicarios y traficantes de alias “Pichi y Poporro”, la presencia y captura de “Matamba” y la llegada y posicionamiento de los mexicanos y la Oficina de Envigado, son piezas de ese entramado violento que ha aumentado la violencia y los muertos. Llama especialmente la atención la presencia de la Oficina de Envigado que maneja el microtráfico en algunas comunas, como la 14, y de narcos mexicanos que han incursionado en el exclusivo y costoso negocio de las drogas sintéticas, en alza, en los últimos años en el área metropolitana y Santander.
A ello se suma un aspecto que viene de años y que la política institucional poco ha considerado, que es la concurrencia de hábitos y comportamientos agresivos entre los entre
Los pobladores, a la hora de resolver sus conflictos, y el poco entrenamiento ciudadano en resolución constructiva de los conflictos menores, lo que evidencia, en general la ausencia de una política preventiva, tanto en el departamento como en los municipios, a pesar de los muchos recursos que se gastan en seguridad y que poco impactan las tasas, las cifras y las percepciones de la gente. Como vemos, la complejidad del fenómeno desborda el desgastado relato institucional de la intolerancia y la baja capacidad técnica de las alcaldías y gobernación.
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